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Almas gemelas
Sor María Jimenez
RESEÑA DE SOR MARÍA JIMÉNEZ “MARÍA ZORÍN”
De Yali Antioquia, cuentera profesional de la corporación cultural viva palabra,
narradora oral escénica; desde el año 2004 egresada de la Escuela de cuentearía
y oralidad de la corporación cultural viva palabra, ciudad de Medellín “Socia” de
dicha corporación. Actriz de teatro, Poeta, Escritora, Declamadora, Participe en
diversos festivales a nivel local departamental y nacional, Viajando con su talego
de harina repleto de sueños poemas e historias, recorriendo varios escenarios,
con historias y poemas de su propia autoría.
Declamando sus poesías en festivales importantes como lo es el de TITIRIBÍ
ANTIOQUIA “EL CARATEJO Vélez”, a nivel Nacional profesional de la escuela de
cuentearía y oralidad de la corporación cultural VIVAPALABRA, paisa soñadora
descendiente de cuenteros para quien la cuentearía es su pasión. La fantasía y la
realidad se ven reflejada en sus cuentos con un poco de humor, que transportan a
sitios fantásticos y a recuerdos de la vida cotidiana. Su experiencia como cuentera
la ha obtenido de contar, en escuelas, teatros al aire libre, corporaciones, casas
dela cultura y en la corporación cultural VIVAPALABRA.
PRESENTACIÓN
Encierra la poesía misterios que anulan la voluntad y te llevan a sus paisajes llenos de ilusiones, pasiones, amores, sabores y sin
sabores. Y no es que te alejen de la realidad que te circunda, en este mundo globalizado y conectado nos circunda el universo entero, sino
que, al contrario, nos hace mirar todos sus lados al mismo tiempo como en un cuadro de Picasso.
Desde tiempos muy remotos existe la poesía en prosa, o en versos libres, no rimados o sin ninguna métrica pre-establecida, sino que se deja llevar del ritmo espiritual de su creador, y del lector que en ese momento se convierte en co- creador; por eso, a veces, un poema no nos
suena, no va al ritmo de nuestra melodía espiritual, de nuestro ritmo instalado en el ADN como una quimera, pero otras veces
simplemente nos resistimos a ese ritmo que sabemos hipnótico, que nos va a llevar a su mundo dantesco, ya círculo del infierno, ya purgatorio o cielo; a veces no queremos leer lo que el poeta soñó, vivió, sintió y cantó. Para acercarnos a la poesía debemos
despojarnos de nuestros ropajes, entrar desnudos, libre el pensamiento, dispuestos al asombro; yo tengo que llegar dispuesto a
dejarme asombrar, a asombrarme sin razón aparente; debo llegar en silencio para conectarme con el silencio del poema, con el silencio del poeta, de lo contrario, entraré en el poema llevando lastres que no me dejarán volar. María Zorín, Sor María Jiménez, marcada desde la infancia con título de monja, que acompañado de muchos elementos educativos y sociales, le hizo reprimir su corazón apasionado, su cuerpo lleno de vida y poesía; por esto, mantuvo a raya su deseo de escribir, sus deseos de amar, sus deseos de gritarle al mundo toda su pasión por la poesía, en todas sus formas, de vida, verso, cuento, canto…Por eso guardó sus escritos y perdió en el camino muchos otros, que lentamente ha ido recuperando, recordando, recreando y volviendo a crear.
Se inició desde la infancia, en su amada tierra Yalí, con los cuentos de su padre, los cuales guardó celosamente en su memoria; Años después, se arriesgó en el teatro de su pueblo, con sainetes y comedias, hasta que el destino la trajo a Medellín y concretamente, a la Corporación VIVAPALABRA, donde probó suerte con sus cuentos, recuerdo del padre ya lejano, y seguía con sus poemas guardados en el alma, en viejas libretas y cuadernos, en apuntes sueltos, participando en eventos de declamación
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